domingo, 17 de abril de 2016

Superinteligencia, ¿llegará el día que la máquina superen al humano?

El día ha sido frío y apenas podemos recoger energía de los anticuados paneles solares del aparcamiento de psicología para calentar el laboratorio en el que malvivimos.  Hemos pasado el día intentando introducirnos en los sistemas de la superinteligencia que controla la región.

Es nuestra última oportunidad.

Por el momento, ha decidido mantenernos con vida, confinados en reservas. Humanos. Vestigios animados de la época orgánica, en la que la inteligencia aún tenía soporte biológico. [...] estamos intentando emitir un código cifrado que esconde un virus de Gödel. [...] mantenemos la tenue esperanza de que la curiosidad bulímica de la superinteligencia la traicione y que, tras haber descifrado el mensaje, quede su superintelecto atrapado en la auto-referencia algorítmica. Ada tiene un plan para atacar en ese momento los periféricos del monstruo, que están anclados al norte de la ciudad, cerca de la facultad de medicina.


El extracto anterior pertenece al libro ''Superinteligencia'', cuyo autor es el filósofo futurista y número uno del Future of Humanity Institute (Oxford) Nick Brostom. Este concepto es introducido por Bostrom para referirse a sistemas artificiales cuyas capacidades, así como memoría, raciocinio, creatividad, sentido común y habilidades sociales serían muy superiores a las humanas.
El argumento que utiliza es filósofo es que al igual que se han creado sistemas computacionales capaces de ganar a juegos como el ajedrez o el Go, los humanos seremos capaces de crear sistemas de inteligencia artificial que su vez sean capaces de diseñar otro sistema de inteligencia artificial superior, y así sucesivamente. Es decir, máquinas con la capacidad de aprendizaje que hagan máquinas mejores.
Muchos opinan que cuando llegue la singularidad tecnológica (momento en que la inteligencia de la máquina supere a la del humano) consistirá en una superinteligencia benévola que servirá para hacernos más fácil la vida. Sin embargo, Bostrom abre numerosos debates con su libro, cuya situación no plantea un futuro de máquinas al servicio de los humanos, sino al contrario.

Lula Pérez

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